viernes, 15 de junio de 2012


El ateo y la Biblia por Fábio Blanco

Puedo entender perfectamente, e incluso respetar, su creencia de que la Biblia no es una revelación divina. Después de todo, el creerlo depende un poco de fe, y esto requiere alguna experiencia y comunión con Dios. Sin embargo, negar que sobre sus letras la civilización, en que vive y disfruta,  haya sido edificada raya a la ignorancia.

Negar, sin embargo, su historicidad y  autenticidad se convierte en delincuencia  intelectual. Usted acepta la veracidad de libros mucho menos comprobados por la historia. Algunos incluso, que ni siquiera cuentan con una autenticidad plenamente apurada, son citados por su boca como si fueran los más fidedignos del mundo. Relata  historias basadas en escritos casi apócrifos y son ellos los que le dan orientación sobre lo que usted propone defender.

Tenga en cuenta que casi todos los grandes pensadores de la historia, incluso los no cristianos, tuvieron para con ese libro un gran respeto, lo que demuestra que su actitud hacia la Biblia es algo disonante. Resulta que ellos, como intelectuales que fueron, reconocían en ella una inigualable profundidad existencial. También percibieron que de sus escritos  brotaba un sólido fundamento  para la moral y las relaciones humanas.

¿Es usted ateo? ¿Se jacta de ser un hombre independiente? ¿Afirma que la Biblia es un cuento de hadas que no merece siquiera atención? Entonces, es necesario que sepa que todo esto -la libertad, la presunción, la individualidad- solo es posible gracias a las páginas que usted contradice. Después de todo, ¿qué es el ateísmo sino un subproducto del cristianismo?