lunes, 9 de julio de 2012

Reflexiones: marcha del orgullo gay y de putas por Clarence C. King


El artículo que sigue ha sido publicado en La Estrella de Panamá y escrito por Clarence C. King. Felicito al sr. King por el valor de asumir su opinión sin el temor al que dirán. E igualmente felicito al periódico que se ha atrevido a publicar una reflexión “políticamente incorrecta”.
Hoy día se necesita mucho valor para manifestar que nosotros todavía llevamos en cuenta la moral, la dignidad del ser humano, y que no nos escondemos detrás de opiniones de otros, quienes exaltan todo lo malo llamándolo bueno.
Nadie andaría lleno de prendas en un lugar considerado “área roja”, se cuidaría de los asaltantes. Y nadie se molestaría si le dijeran “no ande por allí con prendas, vas a provocar a los maleantes”. Nadie contestaría “¿Y a ti qué te importa? Yo uso mis prendas donde quiera y que nadie se meta con ellas”.
Los hombres se estimulan por lo que ven, ¿así que es justo decir que ellos son “lujuriosos” solo porque son estimulados por mujeres provocativas? El que así se expresa demuestra que no conoce las características masculinas y femeninas que diferencian a hombres y mujeres. Las mujeres no piensan como los hombres, ni los hombres piensan como las mujeres.
¡Ojalá en Panamá y en el mundo se levantaran más Clarences Kings, quienes sin temor expresen lo que siente la mayoría silenciosa de las naciones.
¡Felicitaciones sr. Clarence, siga adelante!
Reflexiones: marcha del orgullo gay y de putas
2012-07-09 — 12:00:00 AMQUE ALGUIEN ME ILUSTRE. No sabía que declararse puta, vestir como tal y desfilar por las calles ayuda a que respeten a las mujeres y sus derechos. Por más que intente, no veo el sentido a esa novedosa y revolucionaria estrategia. Pero ahora es de ‘retrógrados’ pedir decencia y moralidad. Ahora es de ‘reprimidos sexuales’ pedir un poquito de pudor a las mujeres. Es de machista que el hombre pida menos osadía y exhibicionismo en el atavío de calle de las mujeres.

No; eso es el pasado. Ahora declararse puta o ser gay es la moda. Ahora ser libertino es el nuevo dictado de la razón; y la inmodestia se justifica en pos de la libertad humana. Mientras tanto, maricas y putas siguen marchando y exhibiéndose por nuestras calles declamando con frivolidad y a todo pulmón: ‘soy puta’ o ‘soy gay, ¿y qué?, acostúmbrense’.

Lo cierto es que no veo ni el sentido ni la igualdad que reivindican. Es necesario tener claro los conceptos por los que se ‘lucha’ antes de salir a ‘defenderlos’; si no, ¿a qué se juega con esa ‘escandalización pública’?

Si esa marcha de putas, aunque en ridícula o provocadora circunstancias busca, con su alarde de intenciones, el respeto hacia las mujeres que quieren o tienen la necesidad de lucir sus cuerpos o pasear por las calles con el alma desnuda sin que una manada de lobos ‘aúlle’ o ‘babee’ y sin ser objeto de acoso verbal o quizás físico, me parece utópico.

Se habla mucho en contra del ‘machismo’, pero poco se dice de la doble moral del ‘feminismo’, que solo busca aceptación social a sus caprichos, filtrando toda la gama de relaciones interpersonales entre el hombre y la mujer a través de políticas sexuales y de confrontación, y al mismo tiempo buscando evadir las responsabilidades que conlleva el ejercicio de cualquier libertad.

De lo que se trata es la manipulación de masas. Crear una guerra de sexos, destruir la familia como núcleo social y promocionar la homosexualidad y el lesbianismo.

Esa marcha y despliegue mediático es una farsa, porque las putas prestan un ‘servicio público’. Trabajan por dinero y su especialidad es el sexo, vestir provocadoramente para excitar e incitar. No sé de qué se quejan si alguien las mira, fantasea sobre ellas y les llega con insinuaciones sexuales y las quiere examinar o probar. Nadie alquilaría sus servicios si no le gusta lo que ve y siente. Pero quejarse de ser tratadas como putas y luego ir pregonándolo orgullosas en acto público y haciéndose las ofendidas, me parece incongruente.

Por otro lado, enfrentar la falsa doctrina de la homosexualidad como algo benigno es necesario. Es obvio que la condición homosexual es una variante anormal de la sexualidad humana y sus promotores tienen un total desprecio por la concepción cristiana de la familia y han contribuido a crear un ambiente hostil y agresiva en contra de la Iglesia Católica. Los homosexuales tienen que preguntarse si sus comportamientos, hábitos y actitudes están contribuyendo a construir en ellos una mejor autoestima o si les están debilitando como persona.

Los modales, los espectáculos deplorables y comportamientos son un lenguaje influyente en la actitud de los demás, y cosechan en la gente actitudes sarcásticas y burlón, de enojo y falta de simpatía del cual nunca se acostumbrarán. Pero esa alta exposición al sexo y a la sexualidad y la promoción de la homosexualidad en nuestra sociedad puede ser el próximo ‘calentamiento global’, porque nos acercamos a una era mecánica del sexo y porque nuestros hijos están observando y aprendiendo.

Los homosexuales y lesbianas viven en un mundo negativo y deprimente, cuando todos los demás han elegido un mundo positivo y de oportunidades. Aunque se trata del mismo mundo, ellos con sus actitudes, comportamientos y vicios han atraído la infelicidad.

Nosotros somos los arquitectos de nuestro propio destino y circunstancias. Nosotros mismos nos encargamos de construirnos o destruirnos. Los homosexuales se darán cuenta de que están donde están por decisión propia.

PLANIFICADOR JUBILADO.

viernes, 6 de julio de 2012

Tengo 63 y estoy cansado por Robert A. Hall


Lo que leerán a continuación es un escrito que está circulando en Internet y por medio de correos electrónicos y dicen que el autor es Bill Cosby. Me puse a investigar y el verdadero autor del texto es Robert A. Hall, veterano de la guerra de Vietnam. Lo escribió en marzo del 2010. 
La verdad es que este texto merece ser leído y hasta comentado en diferentes círculos, a fin de que comencemos a llamar las cosas como son, y no con epítetos "políticamente correctos", mientras seguimos llamando a lo malo bueno y a lo bueno malo.

Tengo 76 (63) y estoy cansado. Excepto por un breve período en los años 50, cuando yo estaba haciendo mi Servicio Militar, he trabajado duro desde que tenía 17.

A excepción de algunos graves problemas de salud, mis últimas semanas han sido de  50 horas, y no llamé a nadie para decir que estaba enfermo en casi 40 años. Tuve un salario razonable, pero no heredé mi trabajo o mis ingresos, y he trabajado para llegar a donde estoy. Teniendo en cuenta la economía, parece que la jubilación no fue mala idea, y estoy cansado. Muy cansado.

Estoy cansado de que me digan que tengo que "repartir la riqueza" a las personas que no tienen mi ética de trabajo.

Estoy cansado de escuchar que el gobierno tomará el dinero que ganaba, por la fuerza si es necesario, y dárselo a la gente demasiado perezosa para ganarlo.

Estoy cansado de que me digan que el Islam es una "religión de paz", cuando todos los días puedo leer decenas de historias de hombres musulmanes que matan a sus hermanas, esposas e hijas por el "honor" de la familia; de disturbios musulmanes por algunas leves ofensas; de asesinatos por musulmanes a cristianos y judíos, porque no son "creyentes"; de musulmanes quemando las escuelas para niñas, de musulmanes lapidando a pedradas a adolescentes víctimas de violación, de muertes por "adulterio", de musulmanes mutilando los genitales de las niñas, todo en nombre de Alá, porque el Corán y la Sharia se los indica.

Estoy cansado de que me digan de "la tolerancia hacia otras culturas"; que debemos dejar que Arabia Saudita y otros países árabes utilicen nuestro dinero del petróleo para financiar las mezquitas y escuelas islámicas para predicar el odio en Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido, Estados Unidos y Canadá, mientras que a nadie en esos países se le permite fundar una escuela en la sinagoga o en iglesia en Arabia Saudita o cualquier otro país árabe para enseñar el amor y la tolerancia.

Estoy cansado de que me digan que debo bajar mi nivel de vida para luchar contra el calentamiento mundial, a pesar que a nadie se le permitió debatir.

Estoy cansado de que me digan que los adictos a las drogas tienen una enfermedad, y que yo debo ayudar a apoyarlos y tratarlos, y pagar por el daño que hacen. ¿Fue esto causado por un germen gigante que salió corriendo de un callejón oscuro, y los agarró, y les hizo meter ese polvo blanco dentro de sus narices o introducirse una aguja en su brazo, mientras trataban de combatir al germen?

Estoy cansado de escuchar ricos deportistas, artistas y políticos de todas partes hablando de errores inocentes, errores estúpidos o errores juveniles, cuando todos sabemos que piensan que su único error fue ser atrapado.

Estoy realmente cansado que la gente no tome responsabilidad por sus vidas y sus acciones. También estoy cansado y harto de ver a los hombres y mujeres jóvenes en la adolescencia y a principios de los 20 llenarse ellos mismos de tatuajes en la cara y rellenarse de hierros, con lo que ellos mismos logran quedarse sin un empleo y así tener que reclamarle dinero al Gobierno.

Sí, estoy malditamente cansado. Pero, también estoy contento de tener 76 (63), porque, mayormente, no voy a tener que ver el mundo que estas personas están haciendo.
Lamento por mi nieta y sus hijos. Gracias a Dios que estoy en el camino de salida y no en el camino entrada.

lunes, 2 de julio de 2012


Mundo extraño mundo 
por Eguinaldo Hélio de Souza

Estamos viviendo una época bastante extraña. Una época en la cual la religión es vista como un mal social y las preferencias sexuales como un derecho inalienable. Lo que yo creo que debe mantenerse bajo llave, en un cofre escondido debajo de mi cama. Y los deseos sexuales de muchos, no importa cuales sean, deben ser respetados como sagrados, por encima de cualquier juicio. En el caso de un choque entre apreciaciones religiosas y preferencias sexuales, estas últimas tienen todas las ventajas y todos los privilegios, sin tener en cuenta el deseo de la mayoría, la opinión de ciudadanos responsables, las tradiciones, la historia, la cultura e incluso la ciencia . Es un mundo extraño.

Recientemente un abogado se quejó por el hecho de que la justicia paulistana (de la ciudad de Sāo Paulo, Brasil) se niega a convertir la unión estable de personas del mismo sexo en matrimonio. Él cree que los jueces actúan "por cuestiones religiosas y personales", y ese tipo de discurso se ha convertido en una poderosa arma retórica en las manos de aquellos que quieren hacer valer su opinión. Alguien que tenga convicciones  religiosas es a menudo acusado de actuar de acuerdo a ellas, sea esto verdad o no. Se aplaude al "orgullo gay", mientras que de forma sutil y sistemáticamente, se intenta sofocar cualquier "orgullo cristiano".

Cuando William Carey llegó a la India se encontró con una práctica inhumana y cruel llamada satí – las viudas eran quemadas sobre la tumba de sus maridos. En la cultura hindú tal práctica era vista como normal y muchas viudas la aceptaban sin rebelarse. Sin embargo, la "visión religiosa" de Carey no le permitía aceptarla como correcta y motivado por su "visión religiosa” logró que dicha práctica fuera abolida. Las viudas de la India agradecen que alguien haya actuado por "cuestiones religiosas".

¿Y qué decir de los sacrificios humanos en México, cuando las víctimas tenían sus corazones arrancados aun estando vivas? ¿Y qué de los infanticidios en todo el mundo? ¿Y qué decir del canibalismo entre muchos pueblos nativos, tan normal como comer un bistec, y que sólo fue eliminado porque millones de misioneros cristianos se opusieron debido a su apreciación "religiosa"? Al contrario de lo que dicen los marxistas la esclavitud,  una institución milenaria en el mundo antiguo, terminó porque un grupo de cristianos movidos por sus "apreciaciones religiosas" presionó al Parlamento británico. Caso desconozcan el hecho, procuren saber quién fue William Wilberforce.

Estamos viviendo en una época donde al dulce se le llama amargo y al amargo se le  llama dulce. Donde la luz se considera oscuridad y la oscuridad, luz. Donde lo bueno es malo y lo malo es bueno. Donde declararse gay es motivo de orgullo, y declararse cristiano es visto como algo vergonzoso. Literalmente, el número de los que encuentran que es bonito ser feo ha estado creciendo de forma impresionante.

Lo más extraño de todo es que ahora ya no se trata de un simple Lot, un hombre temeroso de Dios varado en un mar de sodomitas y gomorritas que no aceptan su estilo de vida y por eso él se siente acorralado. Ahora es un montón de sodomitas y gomorritas que acorralan a un inmenso mar de cristianos, y éstos están obligados a negar sus convicciones ante el mundo, bajo el riesgo de que sean linchados. La mayoría debe callarse porque es cristiana, entonces su opinión no cuenta.

Sin lugar a dudas, las leyes y los tiempos han cambiado. La "transmutación de todos los valores", como quería Nietzsche está en curso. Una nube oscura se proyecta en el horizonte, mucho más oscura que aquella que un día sumergió a Alemania en una barbarie que hasta ahora se lamenta. No es de sorprender que el filósofo medio “loco” vea prevalecer su vaticinio infernal sobre un mundo que rechaza el amor y la luz de Dios. No es difícil imaginar porque "vino el diluvio y los destruyó a todos" (Lucas 17:27).

Mundo extraño mundo.