¡El hombre que estacionó el vehículo bomba en Times Square es musulmán!
Para asombro del gobierno americano, el ejecutor del fallido atentado terrorista hace unos días en Nueva York, Faisal Shahzad, es un adepto de la religión de paz. Esto es por demás extraño porque el islam no es una religión que se caracteriza por generar violencia y odio. Después de todo, esa gran religión ha dado al mundo grandes personalidades amantes de la paz como Osama bin Laden, Yasser Arafat, Saddam Hussein, Mohamed Atta y sus dieciocho amiguitos de Septiembre 11, 2001, y Mahmoud Ahmadinejad, candidato al premio Nobel de la Paz. Esta admirable religión ha producido, entre otras cosas, la ley Sharía y la práctica de lapidar mujeres acusadas de adulterio mientras están sepultadas con medio cuerpo en la tierra, los asesinatos de honor, o sea, padres y hermanos matando a sus hijas y hermanas que supuestamente han tenido relaciones sexuales antes del matrimonio, y en algunos casos solamente han cometido el grave pecado de vestirse con ropas modernas, maquillarse o simplemente tener amigos que no son musulmanes. No olvidemos la noble costumbre de cortarle la mano a un niño que roba un pedazo de pan y la sagrada tradición de mutilar el clítoris de las niñas para prevenir los deseos sexuales cuando crezcan. Por supuesto que los que denigran a la gran religión de paz usan todo tipo de falsedades para embaucar al público. Tomemos por ejemplo las engañosas estadísticas que reportan que los ataques estilo jihad ocurridos en el pasado mes de abril (2010) en el mundo fueron 149, con un total de 701 personas llevadas directamente a la presencia de Alá y 1793 personas gravemente heridas, niños incluidos en ambas categorías. (1) Afortunadamente, el peso virtual de prestigiosas organizaciones como Al Qaeda, el Talibán y Hamás, contrarrestan las insidias de los enemigos de esta magnánima religión.
Teniendo en cuenta todas la virtudes del islam, entendemos la razón por la cual el liberal alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg (claro ejemplo de que es posible ser estúpido y rico al mismo tiempo), pudo decir antes de tener la información correcta que el responsable del atentado podría ser alguien desconforme con el nuevo plan de medicina socializada aprobado por el gobierno de Obama. La idea es evitar hablar mal del islam a como dé lugar. Nadie quiere ofender a las organizaciones que aparentemente defienden los derechos civiles de los musulmanes, las cuales ya han sido delatadas por el FBI como extensiones políticas de diferentes movimientos terroristas que saben explotar el sistema democrático para sacar adelante su agenda.
Es esta “corrección política” la que tarde o temprano hará que los EEUU sucumba ante la prepotencia islámica, como ya sucedió en Europa. El presidente Obama elude continuamente unir las palabras “terrorismo” e “islam”. Janet Napolitano, la directora de Seguridad Nacional prefiere usar la frase “desastre causado por el hombre” en referencia a los actos de terrorismo. Obama aparentemente piensa que con una actitud conciliadora se acabarán los atentados contra los EEUU. Los terroristas y los países como Irán y Siria han detectado la debilidad del gobierno americano, en manos hoy del ala dominante del partido demócrata. Esta ala se caracteriza por su radicalismo de izquierda y sus líderes son elementos que han transferido sus simpatías por el totalitarismo comunista hacia el totalitarismo islámico. No estoy diciendo que deseen un régimen islámico para el país, sino que en su defectuosa y revirada mentalidad ven a América como la raíz de todos los males del mundo. Es por ello que estos liberales son impotentes para combatir el terrorismo.
Y ya que hablamos de sorpresas, veamos otra: !Faisal Shahzad es ciudadano americano! Nació en Paquistán pero se nacionalizó americano hace un año. Estos terroristas han sabido usar el sistema de inmigración americano al máximo, sobre todo usando la cláusula que permite legalizarse al que contrae matrimonio con alguien que sea ciudadano americano. Es increíble como el Departamento de Inmigración continúa concediendo visas y residencias a personas que viene de países musulmanes donde el islam radical predomina aun a nivel de la ciudadanía general. Mientras tanto, continúa la persecución y deportación masiva de latinos que vienen a trabajar, no a plantar bombas.
Por ahora, una última sorpresa: Entre las excusas usadas por los liberales para justificar los ataques terroristas está aquella que dice que es la pobreza la que causa el terrorismo. Para desencanto de nuestros amigos de corazones sangrantes, Faisal Shahzad proviene de una familia acomodada en Paquistán. Casualmente, Abdul Farouk Abdulmutallab (con un nombre así quién se imaginaría que puede ser un terrorista), el africano entrenado en Yemen para derribar un avión sobre Detroit la pasada Navidad, también procedía de una casta pudiente. Gracias a Dios, a Abdul le fallaron los calzoncillos bomba. El punto es que la gran mayoría de estos monstruos crecieron en familias de buena solvencia económica. Queda así destruido el mito de la pobreza.
El futuro no es prometedor. Tarde o temprano alguien tendrá éxito en plantar un dispositivo de destrucción masiva en Nueva York o cualquier otro centro urbano. El sistema de seguridad no está funcionando como debería. Los últimos dos atentados fallaron por cuestiones técnicas o incompetencia de los terroristas, no porque fueron impedidos por las fuerzas de inteligencia y seguridad.
jueves, 6 de mayo de 2010
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