sábado, 29 de agosto de 2009

El que no vive para servir, no sirve para vivir

Fuimos salvos para servir: Hebreos 12:28 – “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia”.
Nosotros como seres humanos fuimos creados para servir. Nuestro fin no es solamente nacer, crecer, reproducirnos y morir. Definitivamente no. Fuimos salvos para servir a Dios y para servir a otros. Dios no nos salvó para que estuviésemos quietos y reposados, y sin hacer nada. Dios nos salvó para buenas obras. Nosotros no somos salvos por las buenas obras que hagamos; fuimos salvos para que hagamos buenas obras, es decir, las buenas obras deben seguir a todo hijo de Dios.

Fuimos salvos para ser ministros de Dios: 2 Corintios 3:6 – “El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica”.
No solamente los pastores, apóstoles, evangelistas, misioneros fueron llamados a ser ministros de Cristo, tu también eres llamado a ser un ministro o ministra de Dios. Se necesitan ministros(as) de niños, de adolescentes, de visitación, de evangelizar en diferentes lugares. En la viña del Señor no hay cesantía ni recesión. Siempre hay trabajo. Inscríbete. Tú eres llamado a ser ministro de Dios, a cumplir una función en el cuerpo de Cristo que es la iglesia.

Fuimos salvos para seguir las huellas de aquel que su vida dio por nosotros: Mateo 20:28 – “Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.
Muchos cristianos se creen seguidores de Cristo porque asisten a una iglesia evangélica. El seguidor de Cristo es aquel que imita la vida de Cristo, es decir, sirve como sirvió el Maestro; pero, lamentablemente, pocos son los que quieren servir a los demás. Jesús vino para servir y como ejemplo lavó los pies a los discípulos. El Señor no pretende que le laves los pies a nadie sino que sirvas a otros y más en su iglesia. Como cristianos sabemos mucho, es decir, tenemos mucha teoría en la cabeza, pero lo que necesitamos es poner por obra lo que sabemos. Seamos hacedores de la Palabra de Dios, y no tan solamente oidores.
Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor.Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará - Juan 12: 26

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