En Panamá, los trabajadores celebraron hoy, domingo 1 de mayo, el Día del Trabajador con una marcha masiva por las calles de la ciudad capital demandando mejores condiciones salariales…
Así rezan los periódicos panameños, mostrando la inconformidad de la clase trabajadora, similar a lo sucedido hoy –el Día del Trabajo– en todo el orbe. Me permito mostrarles las noticias que ocuparon las primeras planas en distintos países:
En Chile, se registraron disturbios durante la marcha…
En Karachi, Pakistán, los trabajadores salieron a las calles a manifestarse por sus derechos…
En Indonesia, los trabajadores marcharon rumbo al palacio presidencial, exigiendo mejor seguridad social…
En Nepal, los trabajadores también salieron a las calles pidiendo la abolición de impopulares leyes sociales…
En Hong Kong, los trabajadores protestaron por el incremento en los precios de rentas y de la comida…
En Corea del Sur, los trabajadores salieron a las calles para protestar contra la política económica del actual presidente…
En España, donde el índice de desempleo se encuentra en niveles históricos, miles de trabajadores salieron a las calles…
En Egipto, los trabajadores protestaron por la justicia social tras la revolución que depuso a Hosni Mubarak…
En Alemania, manifestantes de la izquierda atacan con piedras a la policía en Berlín…
En Portugal, los trabajadores protestan contra el FMI y piden salarios justos…
En Bolivia, el gobierno y la central obrera lo hicieron por separado en tanto los obreros protestan en contra del capitalismo, imperialismo y neoliberalismo…
En Colombia, la marcha terminó con disturbios…
En Rusia, la mayor manifestación y mitin en Moscú fue por puestos laborales y salarios dignos…
En Grecia, protestan contra el plan de austeridad...
En Estambul, medio millón de personas reivindican derechos de los trabajadores…
Y si siguiéramos a los demás países encontraríamos casi lo mismo. ¿Qué nos dicen estos titulares? El mundo, y realmente me refiero a todo el mundo, está al borde de los mayores desastres que la raza humana haya experimentado jamás.
Todo lo que está sucediendo en las economías, los eventos naturales exacerbados, la guerra tecnológica incipiente y con visas de volverse global, las enfermedades in crescendo, es nada más nada menos que el “principio de dolores” anunciado por Jesucristo. No habrá mejoría, solo empeorará.
Es posible y comprensible que los ciudadanos de este mundo se rebelen; que inconformes con sus gobiernos locales se alcen en escaladas que mayormente terminan en enfrentamientos y muertes.
Lo que no es aceptable ni pertinente, es que los ciudadanos del Reino de Dios se aboquen a estas mismas usanzas, cayendo en el mismo círculo vicioso de desconocer e irrespetar las autoridades. Los gobiernos democráticos permiten manifestaciones, no así la ruptura del orden establecido trayendo el caos y la confusión, aumentando la disconformidad e intolerancia de los trabajadores.
Nosotros los creyentes debemos estar apercibidos de los tiempos que estamos viviendo y prepararnos espiritualmente para hacerle frente a las olas destructoras que se ciernen sobre esta humanidad sin Dios. ¡Aprovechemos el tiempo que aún nos resta y anunciemos que la tan anhelada paz y justicia social solo se dará en el reino de Cristo!
De aquí hasta allá trabajemos… Demos lo mejor de nosotros para la extensión del reino de Dios, y aquel día –el Día del Señor– cuando Él haga temblar a todas las naciones, no nos encontrará desapercibidos ni dormidos, sino que estaremos de pie para recibir el ¡Deseado de todas las naciones! (Hageo 2: 7).
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